Fantasías en un bosque (Ishihara Takamasa - Akira Suzuki)

Si algo le gustaba era perderse entre lo que parecía ser la nada, más aun si recibía uno de sus usuales castigos por faltar a la moral, respeto entre jerarquías, maldición si los demonios no deberían hacer nada más que respetar y si acaso al mismo Lucifer, los demás eran simples idiotas que hacían y deshacían a sus anchas o al menos eso deberían de ser, quizás era que no comprendía del todo o su carácter era demasiado explosivo como para mantenerse bajo la posición de alguien después de todo siempre iba contra las reglas, siempre hacia lo que quería cuando quería, donde quería, con quien quería y en el momento que se le apetecía.

Entonces he ahí el porqué de estar en medio del bosque en este momento, logro que le abrieran la puerta como siempre dejándolo subir a el mundo terrenal, si se quedaba en el infierno podía ser molestado y humillado por cuando carbón hubiese después de todo su fuerza en estos momentos no era más que nula, una hormiga entre elefantes, para colmo cualquier herida que tuviera tardaría en sanar demasiado, agradecía no tener que depender de todas maneras de alimento y agua aquello sería más que degradante.

Entonces a mitad de la noche se encontraba mascullando cosas en otro idioma maldiciendo a mas no poder, dejando salir sonidos guturales que espantarían a cualquier pobre alma que se dignara a aparecer, dentro de lo que parecía ser la salida de una cueva la cual no era sino una ilusión creada desde siglos atrás con tal de no ser atrapado y no verse desprotegido cada vez que sucedieran este tipo de inconvenientes, más cuando escucho una voz se levantó de inmediato, no podía sentir la presencia de nadie “ningún tipo de poder”, maldito Uruha… decía entre sus pensamientos, una vez se escondió se quedó pensando quien seria, nadie en toda Europa se atrevía a entrar a este bosque pues bien algunas veces le gustaba hacer de las suyas en dicho lugar dando fama de ser un sitio escalofriante donde ninguna persona salía, al escuchar la siguiente frase solo soltó una risa que retumbo entre las paredes de la supuesta salida.

-Que se te ha perdido diablito…-

Murmuro saliendo por la espalda del de la cinta y con un par de dedos delineo su columna antes de empezar a caminar a su alrededor, por ultimo haciendo una caravana tal cual damisela en la época victoriana.

-Si fuera inocente creería aquello pero lastima, se me fue arrebatada cruel mente-

Hizo ademan de llorar y luego negó con la cabeza riendo.

-¿Que te trae por aquí niño del averno?-

Sonrió al ver como arqueaba la ceja y luego suspiraba, su mirada prácticamente le causaba gracia es que era un alma despreocupada, además de que su persona gozaba de una gran y maldita prepotencia que mas de una vez le jugo mal, se quedo viendo hacia al frente nuevamente una brisa recorrió aquel lugar y sin querer esta le hizo dar un escalofrió por el frio que sentía, volteo a ver al rubio cuando sintió nuevamente como lo acechaba tal cual tigre a su presa, mejor dicho como gatito a un ratón un ratón, un ratón que si el rubio no se daba cuenta a tiempo terminaría por invertir posiciones no menciono nada por algunos momentos.

-Deberías de dejar de ser tan caprichoso niño-

Y es que para el Akira no era si no un niño al cual le gustaban tener las cosas por montones y luego desecharlas, además de que pues bien el tenia siglos siendo parte del consejo, siglos mas muerto y un tanto mas de vivo, sabia sus malas mañanas de memoria pues en el inframundo es común enterarse de todo aunque no sepas de quien jodidos se esta hablando, la próxima pregunta lo desconcertó frunció el seño al recordar lo que tenia e hizo una mueca de frustración.

-No me trates como a un niño Akira… -

Rodo los ojos pues bien ya era lo suficientemente patético no tener ningún tipo de habilidad, estarse muriendo de frio, tanto que sus labios se tornaron morados además de sus uñas y sus manos las cuales estaban completamente frías temblaban por montón, para colmo no sabia encender ninguna fogata empezó a patalear sobre la piedra y a maldecir por lo bajo tanto a Satan como a Uruha.

-Enciende la fogata-

Prácticamente ordeno al rubio y espero a ser obedecido antes de dejarse caer acostado en la roca viendo al techo de aquella cueva.