Taking the Steps to New Life [ Minho & Gackt ]

Lo había pensado ya demasiado, a decir verdad no había otra cosa que no estuviera en mi cabeza que me incomodara tanto, yo me alegraba ser una persona que siempre dejaba todo a manos de dios, y la mayoría de las ocasiones me resguardaba tras mi habito para no arriesgarme de más.

Pero las cosas eran diferentes ahora, desde que Satoru había entrado a mi vida. Desde que sus manos comenzaron a tocarme de una forma que mi mente y mi piel no podía simplemente olvidar me había liado pensando en si mi decisión de seguir el camino de dios era la correcta.

Y ahora estaba aquí en mi casa, sentado en la cama viendo fijamente mi hábito colgado en una de las puertas del ropero y un cuchillo a su lado decidiendo cuál de las dos opciones era la mejor para mí, además había colocado tazones de agua bendita y hojas con bendiciones permitiendo que ni siquiera Satoru pudiera verme en estos momentos en que debía de decidir algo que ya no tenía vuelta atrás.

Si dejaba el camino de dios no podría regresar y si me quitaba la vida para estar al lado de la persona que amo tampoco podría pedir una segunda oportunidad y revivir ya que al quitarme la vida mi alma se quedaría manchada por el acto de suicidio y ya no se me permitiría venir a la tierra y tener más vidas como suponía que había pasado por las cosas que Satoru me había dicho.

Revolví mi cabello y me tiré hacia atrás en la cama, en realidad estaba confundido. Y mi frente dolía al hacerme tanto emborro, Satoru tenía razón de que cada vez que nos veíamos tenía que ir a rezar para sacarle de mi cabeza, pero el llamado de dios tenía razón en que el diablo usa sus mejores artimañas para atrapar almas, además... siendo Satoru mi amor, porque me pediría que muriera por mi propia mano para ser llevado a su lado por medio de ese pecado, si suponiendo si él me amaba de verdad no me pediría hacerme ese tipo de daño, pero también era cierto que él estaba temeroso de que mi vida humana se extinguiera en cualquier momento huyendo de sus manos y tuviera que esperar porque mi alma regresara en un cuerpo diferente y un lugar diferente.

Él me había demostrado que me daría protección, pero era solo que con mi estado humano le era más complicado tenerme a él margen del mal o actos fuera de su alcance. Pero también yo entendía lo sucio que era el acto de suicidio, y en realidad ahora mismo me sentía sucio de espíritu al solo pensar en cometer este acto, estaba muy agradecido de mi vida y como esta se estaba llevando a cabo, tenía tantas cosas que agradecer a dios que una sola vida no me bastaba, y quería seguir viviendo como antes de conocer a Satoru, en donde mi vida no tenía complicaciones y todo mi destino sería orar y el predicar la palabra de dios, en la que yo creía de manera ciega.

- me volveré loco- suspire, poniéndome de pie caminando a la cual sería mi elección. El rosario para seguir predicando el llamado de dios o el cuchillo que me llevaría al lado de Satoru.

Tome tal cosa y me adentré a el baño, encendiendo el agua para que esta estuviera tibia. Tallando mi frente sabiendo que cual fuera mi decisión haría enojar a Satoru o a dios. Me desvestí y entonces me metí en el agua, no estaba seguro cual era la mejor manera de llevar esto pero esperaba no arrepentirme de nada y dejar de ahora en adelante que mi decisión fuera la mejor, y no echar en cara al decidido que mi respuesta no había sido premeditada.

Tome el rosario apretándolo entre mis manos sintiendo como mis ojos comenzaban a llorar, no era que estuviera triste; Si no que estaba demasiado preocupado y nervioso de las cosas.

No quería hacer enojar a nadie y que las cosas se fueran a salir de mi control también, apretaba las cuentas del rosario en mi mano y un suave suspiro salió de mis labios siguiendo con hundirme en el agua, tomando un cálido baño en donde me relaje un poco.

Las cosas ya estaban decididas, lentamente deslice el filo del cuchillo por mi muñeca. Lo suficientemente fuerte para asegurarme que mi vena fuera herida por esta y la sangre comenzara a brotar como si fuese inagotable. Me quede un rato así, viendo las cuentas del rosario que había dejado caer al lado de la tina, la debilidad se presentaba de inmediato además de que mi cuerpo aun temblaba por los nervios. Herí mi otra muñeca jadeando apenas al sentir como ahora si me dolió, mis lágrimas seguían y mi cuerpo se volvía más y más pesado.

Estaba muriendo de manera lenta y eso me estaba volviendo aún más impaciente, mi cuerpo convulsionaba despacio por los sollozos de mis labios, me preguntaba cómo me iría en el inferno, seguro sabrían que era un religioso y que había desertado, mi juicio sería muy fuerte?.

Estaba aterrado… muy, muy aterrado.

-Sa… to… ru-

Sonrió apenas al ver a el mayor, todo era ahora una ilusión para el. Su cuerpo era pesado, muy pesado y sus ojos pedían por un descanso. Pero tan pronto cerraba los ojos ahí estaban las manos del mayor dándole suaves golpecitos asiéndole despertar de nuevo, le miró llorar.

Le partió el corazón verle así, lloraba… lloraba pero, porque lloraba que era lo que le hacía llorar, el? El que hubiera decidido seguirle. No, tal vez solo le hería que ahora mismo estaba reviviendo las muertes de todas las almas que habían estado antes en su mundo, pero aun así era su nombre el que salía de los labios del mayor, o al menos era el nombre que alcanzaba a escuchar.

Respiraba mas tranquilo, estaba aterrado pero ahora al tener a Satoru a mi lado las cosas se calmaban sabía que a su lado las cosas terminarían por estar bien además de que el me protegería siempre que pudiera, sabía que el prefería ver muchas cosas pasar a verme sufrir o ser herido.

Le mira y sonreí con mis ultimas fuerzas al ver que tomaba el rosario que estaba tirado a el lado de la tina, las cuentas brillaban de una manera hermosa, invitándome a rezar, a liberar este pecado de mi alma para poder tener una muerte mas tranquila; por mi vida estaba seguro que podría llegar a el cielo, que mi muerte sería mas pacífica y mi juicio leve, pero el camino fácil no siempre era el correcto y en este caso ese no era el que había elegido.

Asta el momento en que decidí terminar mi vida con el cuchillo había decidido también conllevar todas las cosas que vendrían, subí mi mirada apenas a mi amor, viéndole. Era tan guapo, ahora se porque en mis otras vidas también me había enamorado de él, tenía el rosario en su mano y este claramente le estaba lastimando al ser el un demonio.

Le hubiera dado un manotazo para poder quitarle esa cosa y detener el que se siguiera haciendo daño, yo no iba a rezar. Eso derrumbaría lo que llevaba el que hubiera cometido este acto y mi muerte no tendría un significado.

Moví mis dedos levemente deseando que el tomara mi mano, entonces su mano se acercó a la mía, tomándola entre esta y acariciando suavemente mi palma. Di un respiro algo pesado, sentía que mi alma ya estaba abandonando este cuerpo.

Mi vida de padre, mi vida huérfana sería cambiada por una nueva vida eterna a el lado de el amor de mi vida, que aunque era un demonio seguía siendo el dueño de esa palabra y el dueño de mi corazón- amor~~- dije en un suspiro sintiendo que ahora esas palabras por mas suaves y cortas me pesaban por completo el decirlas- me… acurrucas?- le pedí, respirando de nuevo de manera pesada y sintiendo que ahora mis débiles latidos retumbaban en mi cuerpo- te amo~~ Satoru-